Contrariamente a lo que suele pensarse, el tejido óseo es muy activo metabólicamente y está destruyéndose y reconstruyéndose de manera continua. Para comprender la biología y el comportamiento del hueso, hay que tener en cuenta que a lo largo de la vida nuestros huesos crecen, cambian su forma y estructura, se destruyen y se renuevan (hay una destrucción permanente de pequeñas porciones de hueso “viejo” y la creación de pequeñas porciones de hueso “nuevo”). Los huesos están sometidos a un remodelado continuo mediante procesos de formación y reabsorción.
La Vida de Los Huesos |
La pérdida de hueso es un proceso normal que se asocia al envejecimiento. Durante la infancia y la adolescencia existe una elevada reabsorción ósea pero todavía es mayor la formación del hueso, de lo que resulta un aumento de la masa esquelética. Esto se mantiene así hasta, aproximadamente, la tercera década de la vida, tras la cual, habitualmente, la reabsorción del hueso supera la formación. A partir de ese momento se entra en un balance óseo negativo, que conduce a una pérdida anual de masa ósea de un 0,5 a un 1,0%. En la mujer esta pérdida se exacerba al comienzo de la menopausia, cuando la masa ósea puede descender entre una2- 5% anual. Desde que se alcanza el pico de masa ósea y hasta el final de la vida, puede perderse entre un 30 y un 50% de la misma, y en los casos más graves de osteoporosis todavía más.
Otro concepto que resulta interesante, pues nos permite tener hábitos de vida que previenen la osteoporosis, es el siguiente: el tejido óseo tiene una gran plasticidad, lo que le permite aumentar sus “prestaciones” mecánicas cuando aumenta la solicitación y, viceversa, empeorar su calidad cuando se reduce o se eliminan los estímulos mecánicos. Es decir, el hueso se hace más “fuerte” se lo sometemos a esfuerzo. Así, vemos que la inmovilización y la ingravidez se asocian a la pérdida de masa ósea, mientras que, el ejercicio físico ayuda a preservar e incluso puede promover un aumento considerable de la masa ósea. Es a un principio elemental de la biología: el de la economía, de manera que el hueso se ajusta a lo que de él se demanda con el mínimo material posible. Podemos concluir que el ejercicio es fundamental para el aumento y conservación de la masa ósea.